Entrevista con la joven fotógrafa.
Apenas 24 fotografías componen su feed de Instagram. De todos modos, no se trata de los únicos posteos que realizó en @violetacapasso en algún momento, sino de una cuidada y calculada selección. De mismo modo volvió sobre las fotografías tomadas a lo largo de diez años y gestionó de manera independiente su inminente publicación.
¿Cuál es tu primer recuerdo vinculado a la fotografía?
En mi familia siempre estuvo presente el acto de armar una fotografía y la revisión del álbum familiar: mirar, hablar de días pasados. Esta experiencia con la imagen me marcó y desde los 11 años comencé a experimentar con mis propias fotografías. Sin el objeto físico y en el gran álbum que era y es internet. Fotolog fue la primera construcción de recuerdos visibles armados y coleccionados. Ahí comenzó algo del registro.
¿En qué momento se transformó en tu oficio?
Creo que en dos momentos: cuando empecé a trabajar, y cuando dejé de trabajar. Primero no lo imaginaba como una posibilidad, comencé muy joven, a los 17. Fue sorprendente porque muchas personas querían que les tomara retratos o fotografíe sus proyectos. Me abrió muchísimas puertas a experimentar, entender cómo componer, cómo se arma una foto. También el lado oscuro: los pedidos, las exigencias, las restricciones y también la frivolidad. Hace un año decidí hacer un giro rotundo y comenzar a trabajar exclusivamente en mi proyecto de escuela de fotografía y en la construcción de mis narrativas visuales. Por supuesto que sigo aceptando trabajos pero ya no corro de sesión a sesión como antes.
¿Cómo surge la idea del libro?
Hace dos años asistía a un taller buscando contar una historia, ordenar fotos con un contexto temporal como emocional. No sabía qué historia ni cómo, me atraía la idea de poder mantener un seguimiento en vez de merodear. Un día, luego de mucho debate con mi profesor de ese momento, me dí cuenta que tenía todas esas fotos de mi adolescencia y crecimiento, que comienzan en 2009, las recordaba buenísimas y podían empezar a ordenarse. Ahí inició un proceso muy largo de búsqueda de negativos, catalogación, limpieza y re-escaneo. Luego elegir fotos, lograr una curaduría, armar una estructura temporal, luego destruirla, probar otra, y así… La selección pasó por vari@s maestr@s y much@s amig@s que opinaron. Me ayudaron a construir la versión más sólida de mi historia y mi mirada.
¿Cuánto te involucraste en el diseño y la realización?
Un 200%. Es un libro autopublicado y autogestionado. Aplique a múltiples fondos, becas, el PDF del libro circuló por varias editoriales pero no obtuve respuesta. La verdad es que soy muy ansiosa y no esperé. Al no contar con esa supervisión cada decisión fue tomada entre Mateo Barbuzzi, el diseñador, y yo. Fue un proceso muy difícil en el que tuvimos que tener en cuenta de todo: papeles, imprentas, importadores, materiales, colores, ¡el dólar!, la distribución final. Finalmente, al libro le fue muy bien en preventa y estamos felices con todos los resultados.
¿Cuáles son tus expectativas con respecto a la recepción del libro?
Está forrado en papel terciopelo/felpa color rosa, como un diario íntimo o una caja de bombones, es un material suave que provoca algo al tacto. Se puede manchar así que hay que manipularlo con mucho cuidado. El papel interior es blanquísimo, también es delicado, las fotos están dispuestas en una edición narrativa para mirar con atención junto a los textos que acompañan la historia. Espero generar en quienes lo miren una inmersión profunda en ese estado emocional de confusión, descubrimiento, amor, desilusión y aventura que se pueden encontrar en las imágenes. Sobre el final puedo decir que es un final feliz con una declaración de deseo. Es una gran reflexión sobre estar viv@.
Qué queda después
Fotolibro (2009 – 2019) de carácter autobiográfico que recorre la adolescencia y primera adultez de la autora. Es un trabajo que obtuvo una beca de la galería ArtexArte en 2019 para realizar un año de Laboratorio de Investigación en Escuela Sub con la docente y curadora Gisela Volá. Además fue seleccionado en la shortlist de la beca Women Photograph+Nikon y en PH Museum. Este año una selección de las fotografías fue expuesta en ArtexArte en la muestra colectiva Conozco Una Isla. El libro ya puede adquirirse a través de violetacapasso.com. Hay una oferta promocional vigente hasta el 6 de diciembre inclusive.
Violeta Capasso
Fotógrafa enfocada en temáticas relacionadas a la identidad juvenil, el crecimiento en territorio latinoamericano, la femineidad, lo queer y lo autobiográfico. Su experiencia fotográfica comenzó a los 15 años de edad durante el colegio secundario y luego se formó realizando estudios sobre artes audiovisuales. Desde entonces experimenta aprendizajes colectivos en materia de curaduría y técnica fotográfica. Actualmente dirige diversos proyectos de divulgación y formación artística como Suki Talleres, Club Federal de Postales y Garage Fotográfico.