Inició París Fashion Week con un atractivo calendario: nuevas presentaciones, celebraciones y debuts. En tiempos de Donald Trump, el ritmo en NY ya no es lo que era y se percibe el cambio de varias marcas a la ciudad de las luces. Aún cuando no se integren a la semana actual (Rodarte se sumó al cronograma de Alta Costura y Thom Browne al masculino) hay un notorio crecimiento en la variación. Lo cual es bastante decir, porque París es siempre una fiesta.
Dior oficia de anfitrión y celebra 70 años de la maison. La casa abrió el calendario con una nueva colección a cargo de María Grazia Chiuri y no es la única novedad. En el Museo de Artes Decorativas hay extensas filas para poder ver la impactante muestra Christian Dior, couturier du rêve. La mayoría de l@s asistentes son parisin@s, además de los curiosos y el periodismo especializado, que observa su propio estilo.
En las concurridas Galerías Lafayette, Dior dice presente. Hasta el próximo diez de octubre las reconocidas tiendas presentan Constellations y I feel blue. La primera es una instalación, un globo aerostático en las alturas, la segunda una pequeña muestra con entrada libre y gratuita. Por fuera, todas las vidrieras son de la maison. Por si no fuese suficiente en las calles hay muchísimas publicidades y las revistas del sector ofrecen números especiales.
Hay cierta moda que vuelve sobre la historia: YSL hará lo propio en pocos días con la apertura del museo dedicado al diseñador. Evento envuelto, claro, del reciente fallecimiento de Pierre Bergé. Entre tantas stories de Instagram, las casas tradicionales vuelven sobre su siglo XX.
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