Crónicas de backstage en BAFWeek

Mi nombre es Delfina. No soy periodista, ni diseñadora, ni estilista, tampoco modelo. Soy una estudiante de literatura inglesa que de alguna manera logró infiltrarse en el backstage de la semana de la moda. No fue del todo de casualidad, por supuesto. Desde que tengo uso de razón, hay dos cosas que me apasionan: vestirme y escribir. Fue solo cuestión de tiempo hasta que se me ocurrió escribir sobre el vestir. ¿El siguiente paso? Cursar periodismo de moda en Espacio Buenos Aires. Ayer a la tarde, tres años después, entre fotocopias de lingüística y obras de Shakespeare, me encontré tomando notas rápidas en el back del BAFWeek como pasante de EBA y redactora de Crónicas de Moda. Pero retrocedamos unas horas porque les quiero contar bien.

Como podrán imaginar, empezó mi día con gran expectativa. La primera parada fue un café con el equipo. Editora, productora, fotógrafa – todas ya experimentadas en esta misión que es una cobertura de BAF- me dieron instrucciones y consejos. Debo confesar que advertencias como “si te echan vos llamame” me asustaron un poco. (Spoiler alert: finalizó la jornada sin que me echen de ningún lado. Fiu.) Terminado el café y resuelto el plan de acción, nos dirigimos a la Rural.

Primer paso: retirar las acreditaciones. Una cola, dos preguntas y voilá el boleto dorado para cruzar al otro lado. Orgullosa, me colgué mi pase al cuello. Después de incontables fantasías sobre este universo de fantasías que es la moda, estaba tras bambalinas en BAFWeek.

Backstage - Fotografía: Agustina Gavagnin

Backstage – Fotografía: Agustina Gavagnin

Intentando parecer una más del staff de backstage, atravesé un largo pasillo. De un lado, espejos, luces, y mesas repletas de maquillajes, cepillos y latitas de coca light. Del otro, productoras haciendo listas, fotógrafos buscando imágenes y modelos esperando su turno. Y en el medio, todavía desorientada, estaba yo. Cuando encontré un lugar donde ubicarme, me senté, saqué mi cuaderno y me puse a espiar.

Mis apuntes fueron concisos. ¿Primera palabra en el primer renglón? Lento. El back parece tener su propio tiempo. Entran y salen modelos. Mientras unas pasan por pelo y maquillaje, otras se cambian, se prueban o ensayan la caminata final. Más de una está sentada en el piso mirando su celular. Las productoras revolotean por todo el espacio. La gente de prensa hace sociales. Las diseñadoras ultiman detalles finales. Cada cual atiende su juego hasta que llega el momento de desfilar.

Backstage Juana de Arco  - Fotografía: Agustina Gavagnin

Backstage Juana de Arco – Fotografía: Agustina Gavagnin

El primer desfile que vi ayer fue el de Juana de Arco. Quizás fue la influencia de estar preparando un final de literatura renacentista –o quizás fueron las estampas de picas y la modelo que completaba su look medieval con una espada- pero todas listas, más que modelos me parecían más un grupo de actrices esperando a salir a escena. Ensayaron caminata y pasada final. Recibieron indicaciones y formaron fila. Y cuando la música empezó a retumbar, les fueron indicando el momento preciso para empezar a caminar. En cuestión de segundos, salían del otro lado, corrían a cambiarse y volvían a formar.

Backstage Juana de Arco  - Fotografía: Agustina Gavagnin

Backstage Juana de Arco – Fotografía: Agustina Gavagnin

Terminado el primer desfile, salimos con el equipo a tomar aire. Afuera, la gente aprovecha los tiempos muertos del backstage. Modelos fuman sentadas en un carrito de golf. Estilistas charlan entre matafuegos. Gente bien vestida que no sabés bien qué función cumple ahí se hace preguntas como ‘¿y para Paris vos cuando vás?’. Cuando volvimos a entrar, todos habían vuelto a sus posiciones. El próximo desfile estaba en marcha. El ciclo del back había vuelto a comenzar.

Backstage - Fotografía: Agustina Gavagnin

Backstage – Fotografía: Agustina Gavagnin